Ya no recuerdo su mirada. No recuerdo cuando me miró, lo miré y el mundo se detuvo. ¿Acaso el mundo siguió andando y yo también? mejor así, quizá quedarse atrapada en ese momento fuese algo malo, sólo quizá. Sin embargo me acostumbré a su única mirada, a sus palabras que no decían nada, y a su silencio que para mí decía tanto. Como si su rostro hubiera quedado intacto en mi memoria y sus miradas volaran dentro de mi cabeza.
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