Yo caí en aquel juego, lo confundí con la realidad. Hasta que un día muy cansado pronunciaste estas palabras: ¡basta, me harté!. Y aun suelo imaginar entrar en aquel juego contigo, suelo pensar que me acaricias y dices las mismas palabras, pero esta vez convirtiendo aquel juego en nuestra propia reralidad
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